¿Cómo afectará el brexit a nuestros hábitos de consumo?

Me disculpo de antemano por mencionar la «palabra maldita» pero, al fin y al cabo, no deja de ser un tema candente y no está de más reflexionar sobre sus implicaciones para los profesionales del marketing que trabajamos en este mercado. Como no sabemos realmente a qué tipo de brexit nos enfrentamos, quizás tenga más sentido formular la pregunta de manera más específica: «¿qué tendencias culturales deberíamos tener en cuenta en nuestras comunicaciones con el Reino Unido posbrexit

 Me encantaría poder decir con confianza que, a nivel cultural, la relevancia del brexit está sobrevalorada y el hecho de que algunas marcas lo hayan mencionado en su publicidaddemuestra su poca importancia a la hora de comprar. Pero, aunque parezca valiente hablar o incluso reírse del brexit, dichas campañas (menos la de HSBC) no eligieron un lado u otro. Salir o Permanecer, todos estamos cansados y casi todos avergonzados por el tema.

Como explica bien este artículo sobre marketing y comunicación posbrexit, hay que cuidar las señales que damos, porque ya no se trata de un debate político, sino de una guerra cultural. En el artículo, profesionales de marketing cuentan cómo el atributo de «británico» está cargado de complicaciones a la hora de vender productos y es capaz de aislar a los 16 millones que no quisieron renunciar a su estatus europeo. Las únicas observaciones que pueda añadir son mis propias perspectivas, que no son menos complicadas.

Como la mayoría de la gente, voté en el referéndum sin pensarlo demasiado. Conozco unas cuantas excepciones, pero en general votamos en consonancia con nuestra «tribu». Por mi manera de vestirme, los medios que consumo y lo que hago en mi tiempo libre, se puede deducir que soy una remainer. Si sumas el hecho de haber vivido en otros países europeos, soy una autentica ciudadana de ninguna parte, como nos llama Theresa May.

 Por un lado, mi comportamiento y actitud son predecibles – jamás compraré un electrodoméstico del ultra brexiteer James Dyson, por ejemplo. Pero si lo pienso, no me molesta ver la bandera del Reino Unido o la palabra «británico» utilizada como atributo, siempre que no se abuse de ellas para promocionar una absurda idea de «excepcionalismo británico», lo que es el revés del patriotismo.

 La verdad es que ahora, es más probable que compre la mantequilla con la bandera británica que la danesa que está tan rica. No solo porque me preocupan las food miles y quiero más transparencia en la cadena alimentaria, sino también porque después de todas las historias tristes que he leído durante estos tres años, creo que los granjeros británicos se merecen el apoyo.

 El brexit me ha hecho darme cuenta de que no conozco muy bien mi país y que tiene muchos aspectos que he pasado por alto. Sigo igual de remainer, y mis gustos e intereses no van a cambiar, pero tengo que reconocer que el brexit, de una manera muy rara, me ha hecho un poquito más patriota.

Aparte de esta revelación, he aprendido poco a lo largo de escribir este artículo. Entiendo por qué los profesionales de marketing nos hacemos este tipo de pregunta, pero realmente no nos sirven, o al menos no las podemos contestar en un artículo. Ese fue el problema del brexit : no existen respuestas fáciles para necesidades complicadas.