Como muchos años, este enero me hice el propósito de escribir un blog con regularidad. A diferencia de otras veces, al menos durante seis meses, lo he conseguido. Quizás porque ha sido una meta muy asequible: un artículo semanal sobre algo que me parezca interesante o útil del mundo del marketing. Aunque no sea un gran logro, pensé que valdría la pena marcar el solsticio de verano para evaluar lo que he aprendido y cómo me ha cambiado hasta ahora:
· Es verdad lo que dicen: los primeros artículos son los más difíciles de escribir. Ahora, con cada artículo tardo la mitad de tiempo que al principio. También es verdad que, para evitar huecos, se debería escribir un suministro de artículos antes de empezar a publicar – ¡consejo que fui demasiado impaciente para seguir!
· De la misma manera que dejar de fumar puede fomentar otros hábitos saludables, el ritual de publicar algo original cada semana me ha hecho mejorarme en otros aspectos del trabajo. Me ha hecho más productiva, curiosa, y me obliga a cuestionar mis suposiciones.
· Me siento más preparada para el futuro. La práctica de identificar tendencias y cómo responder ante ellas me ayuda a centrarme en lo que importa a largo plazo (y lo que no) e identificar el camino a seguir.
· No sé si he mejorado como escritora, pero sí he desarrollado mi propia ‘voz’ y, de este modo, he ido forjando un nicho – una actividad importante para cualquier profesional que empezó su carrera en un mundo más predecible que éste.
· Soy más valiente y más humilde a la vez. Mi tendencia es pasar más tiempo pensando (y criticando) que haciendo, así que el reto de compartir mis propios pensamientos me ha hecho tener más respeto por los que llevan años haciendo lo mismo. También noto que no lo podría hacer sin el apoyo de ciertas amigas, y como resultado soy más consciente de mis obligaciones como lectora y miembro de una comunidad.
Lo interesante es que ninguno de mis aprendizajes tiene que ver con lo que hago como profesión ni el sector en que trabajo. Sobre todo, escribir es un ejercicio en mindfulness, y lo recomendaría a cualquier profesional.